¿Puedo fastidiar mi integración en una sola hora?

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¿Qué podría hacer una hora a la semana, para fastidiar mi integración en la sociedad sueca? La vía más segura creo que sería dedicarme a cometer crímenes durante esa hora, o pasarlo circulando en mi barrio siendo lo más antipático que puedo con todo el que se cruce en mi camino.

Son dos actividades que, seguramente, aún dedicándolas solo una hora a la semana, o me segregarían a una cárcel o harían que al final nadie de mi sociedad quisiera relacionarse conmigo.

Pero nuestro gobierno sospecha que hay al menos una actividad más que con solo una hora a la semana te puede fastidiar la integración: atender a una clase de lengua materna.

Leí el acuerdo de Tidö, Tidöavtalet en sueco, el mismo día que se oficializó y esta propuesta fue de las que directamente me atrajeron la atención. Entre muchas otras mucho más depresivas, esta casi tenía gracia. El plan del nuevo gobierno es poner a alguien a evaluar si los cursos de lengua materna que dan en el cole a los niños y jóvenes pueden impactar negativamente en la integración del alumno, o en su desarrollo de la lengua sueca.
Todos los que hayan tenido dichos cursos, o tengan niños que los den o hayan dado, saben cómo está montado: se trata de una clase de una hora, un día a la semana, cuando la jornada escolar se acaba para los demás. Mis hijos, por ejemplo, que están en noveno, se quedan esperando en el cole cada martes cuando todos sus compañeros se van, para dedicar una hora de 16.15 a 17.15 a reforzar su castellano. Los amigos se van o a casa, a sentarse con sus videojuegos o a ambular por la zona o a tomarse algo en cualquier burguería o kiosco.

Es aquí donde empieza a ponerse interesante la propuesta de evaluar el daño que puede hacer esa clase semanal de lengua materna a la integración, hasta el punto de hacer gracia: ¿Cómo van a evaluarlo? ¿Comparando las actividades que acabo de mencionar con la clase, en cuanto al daño que puedan conllevar en términos de integración social? ¿Es mejor sentarse a jugar a Minecraft una hora, que quedarse reforzando la lengua materna ese mismo tiempo? ¿Y si juegan a otro juego? ¿O podría ser más eficaz para la integración el que el grupo de amigos inseparables que se tiran toda la semana charlando, tengan otra hora más asegurada para sentarse a comer patatas fritas o vagabundear sin propósito ni destino?

Me imagino que el razonamiento sobre el peligro de estas clases en cuanto a la integración parte de la idea que durante la clase de lengua materna, pues pasas tiempo y te relacionas con otros niños, o jóvenes, que tienen la misma lengua materna que tú. Recordemos: Una hora a la semana, ni una hora diaria ni nada. Una hora a la semana. Es otro tema que evaluar: ¿Cuál es la probabilidad de que las relaciones que desarrolles durante esa hora semanal superen en importancia a las relaciones que ya tienes y desarrollas el resto de las más de cien horas por semana que no estás en la cama durmiendo? Y en el fondo, el evaluador, siempre tendrá que razonar sobre el porqué de poner justamente la hora de la clase de lengua materna bajo la lupa. Si a lo que van es a buscar actividades que dañen la integración y hacen la conexión al uso de la lengua materna, ¿no hay muchas otras cosas que hacemos al menos una hora a la semana, que podrían ser peligrosas? Si me tumbo a ver La Casa de Papel cada tarde, en vez de Solsidan, ¿peligra mi integración? ¿Aunque sea solo un episodio a la semana? Y si yo solo pongo un episodio a la semana de Casa de Papel (sin subtítulos suecos, claro) y va Lars y se traga todas las temporadas de Solsidan un domingo, no duerme, se retrasa al trabajo el lunes y le echan, ¿no resultaría el menos integrado que yo? Todo resulta muy complicado de evaluar.


Vad gör mest skada för integrationen, en timme La casa de papel eller en timmes språkundervisning? Bild: Netflix

La otra parte de la propuesta sobre la evaluación de las clases de lengua materna en el acuerdo de Tidö, se trata del riesgo de que estas tengan impacto negativo en el aprendizaje del sueco. O más bien en la lengua en si, por como está formulado (”på svenska språket”). No está claro si se trata de un riesgo de dañar el aprendizaje, o de empeorar el sueco que ya sabe. Pero eso no es lo único complicado de entender. Todo aquel que le interese la ciencia lingüística que se ha desarrollado en cuanto a bilingüismo el último siglo sabe que ya en los años setenta se constató que era algo positivo, y que tener una lengua materna fuerte facilita el aprendizaje de un segundo idioma. Antes habían habido ideas de que podía ser al revés, pero el Gobierno de aquel entonces, que hacía caso a la ciencia, no solo instauro las clases de lengua materna en toda Suecia y como un derecho del ciudadano bilingüe, si no también impulso lo que fue a llamarse ”escuelas en lengua materna” (hemspråksklasser). Era una forma de cursar primaria siguiendo el curriculum sueco, pero dado en tu lengua materna. Por cada año que pasaba, más clases iban siendo en sueco. Era un sistema que dio buen resultado, pero que está prácticamente desaparecido.

Y si tu lengua materna es tu segundo idioma, como ocurre con mis hijos que tienen sueco y castellano como lenguas maternas, pero viven en Suecia, tampoco hay ni ciencia ni experiencias que indiquen que mejorando su castellano de alguna manera empeoraría su sueco. Si este fuera el caso, seguramente tampoco iban a darles inglés o el tercer idioma que todos tienen que elegir en el cole a finales de primaria. Dos asignaturas que además dan varias horas a la semana.

Si sigo esforzándome para tratar de entender la propuesta del acuerdo de Tidö, puedo darle la vuelta a la pregunta inicial. En vez de ver qué hay que con solo una hora semanal puede fastidiar la integración, ver qué actividades hay que puedan ofrecer los coles o los municipios una hora a la semana para mejorar la integración. No es mala idea proponerse algo así. Podría ser, por ejemplo, el ofrecer una hora semanal de empleo con salario a todos los niños de familias migrantes, compensar que en general tienen menos contactos laborales dado el menor tiempo en el país y la discriminación que existe en el mercado laboral. Solo como un ejemplo. Se puede ser muy creativo con esa hora semanal, y como podría aprovecharse en términos de integración. Seguro que se puede usar para muchas cosas que ayuden a niños y jóvenes a sentirse más conectados y deseados en la sociedad sueca, o aumentar sus posibilidades de llegar a lo que aspiran con sus futuras carreras. Pero seguimos con la pregunta de fondo: esa hora, ¿por qué hay que cambiarla por la clase de lengua materna?

No hay más lógica que una lógica simbólica, en la propuesta del acuerdo de Tidö de evaluar las clases de lengua materna. Es lo que hace que la gracia que pueda hacer se atragante y haga del tema uno más bien triste: la propuesta de evaluar el daño que puede hacer la lengua materna, simboliza el daño que quieren hacer a nuestras lenguas y nuestras raíces. La objeción a nivel gubernamental a nuestras vidas, nuestras familias y las historias que las han marcado. Es una objeción contra nuestra complejidad como seres humanos y contra la sociedad que constituimos.

En tal ambiente de objeción, nosotros resistimos. No solo resistimos, si no nos animamos y nos engrandecemos. Con paz y contundencia hablaremos nuestras lenguas más y seremos más todo lo que somos. Vamos a agarrar lo que nos quieren quitar, sobre todo nuestra lengua. Contra más tiren de lo nuestro, más fuerte lo sujetaremos. Y más lo cuidaremos: nuestras herencias, nuestras raíces – que sin duda de ninguna manera nos impiden el cuidado y el aprecio de lo que tenemos y nos es dado cada día también en el presente. Lo nuestro tiene que ser el apacentar y con manos suaves quitarnos las manos agresivas de encima. Con contundencia serena y hasta compasiva decir: ”Veo lo que estás haciendo, pero no está bien. Vete a casa a dormir una siestecita. Piénsate que quieres hacer de tu vida. Y tira el acuerdo de Tidö a la basura. Yo, por mi parte, voy a disfrutar de mi vida. De todo lo que sé, todo lo que tengo y todo lo que soy.”

Carlos Rojas • 2023-01-17
Carlos Rojas är sociolog och doktorand på Stockholms universitet, där han forskar på hur det som händer i samhället påverkar det som händer i skolan.


¿Puedo fastidiar mi integración en una sola hora?

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¿Qué podría hacer una hora a la semana, para fastidiar mi integración en la sociedad sueca? La vía más segura creo que sería dedicarme a cometer crímenes durante esa hora, o pasarlo circulando en mi barrio siendo lo más antipático que puedo con todo el que se cruce en mi camino.

Son dos actividades que, seguramente, aún dedicándolas solo una hora a la semana, o me segregarían a una cárcel o harían que al final nadie de mi sociedad quisiera relacionarse conmigo.

Pero nuestro gobierno sospecha que hay al menos una actividad más que con solo una hora a la semana te puede fastidiar la integración: atender a una clase de lengua materna.

Leí el acuerdo de Tidö, Tidöavtalet en sueco, el mismo día que se oficializó y esta propuesta fue de las que directamente me atrajeron la atención. Entre muchas otras mucho más depresivas, esta casi tenía gracia. El plan del nuevo gobierno es poner a alguien a evaluar si los cursos de lengua materna que dan en el cole a los niños y jóvenes pueden impactar negativamente en la integración del alumno, o en su desarrollo de la lengua sueca.
Todos los que hayan tenido dichos cursos, o tengan niños que los den o hayan dado, saben cómo está montado: se trata de una clase de una hora, un día a la semana, cuando la jornada escolar se acaba para los demás. Mis hijos, por ejemplo, que están en noveno, se quedan esperando en el cole cada martes cuando todos sus compañeros se van, para dedicar una hora de 16.15 a 17.15 a reforzar su castellano. Los amigos se van o a casa, a sentarse con sus videojuegos o a ambular por la zona o a tomarse algo en cualquier burguería o kiosco.

Es aquí donde empieza a ponerse interesante la propuesta de evaluar el daño que puede hacer esa clase semanal de lengua materna a la integración, hasta el punto de hacer gracia: ¿Cómo van a evaluarlo? ¿Comparando las actividades que acabo de mencionar con la clase, en cuanto al daño que puedan conllevar en términos de integración social? ¿Es mejor sentarse a jugar a Minecraft una hora, que quedarse reforzando la lengua materna ese mismo tiempo? ¿Y si juegan a otro juego? ¿O podría ser más eficaz para la integración el que el grupo de amigos inseparables que se tiran toda la semana charlando, tengan otra hora más asegurada para sentarse a comer patatas fritas o vagabundear sin propósito ni destino?

Me imagino que el razonamiento sobre el peligro de estas clases en cuanto a la integración parte de la idea que durante la clase de lengua materna, pues pasas tiempo y te relacionas con otros niños, o jóvenes, que tienen la misma lengua materna que tú. Recordemos: Una hora a la semana, ni una hora diaria ni nada. Una hora a la semana. Es otro tema que evaluar: ¿Cuál es la probabilidad de que las relaciones que desarrolles durante esa hora semanal superen en importancia a las relaciones que ya tienes y desarrollas el resto de las más de cien horas por semana que no estás en la cama durmiendo? Y en el fondo, el evaluador, siempre tendrá que razonar sobre el porqué de poner justamente la hora de la clase de lengua materna bajo la lupa. Si a lo que van es a buscar actividades que dañen la integración y hacen la conexión al uso de la lengua materna, ¿no hay muchas otras cosas que hacemos al menos una hora a la semana, que podrían ser peligrosas? Si me tumbo a ver La Casa de Papel cada tarde, en vez de Solsidan, ¿peligra mi integración? ¿Aunque sea solo un episodio a la semana? Y si yo solo pongo un episodio a la semana de Casa de Papel (sin subtítulos suecos, claro) y va Lars y se traga todas las temporadas de Solsidan un domingo, no duerme, se retrasa al trabajo el lunes y le echan, ¿no resultaría el menos integrado que yo? Todo resulta muy complicado de evaluar.


Vad gör mest skada för integrationen, en timme La casa de papel eller en timmes språkundervisning? Bild: Netflix

La otra parte de la propuesta sobre la evaluación de las clases de lengua materna en el acuerdo de Tidö, se trata del riesgo de que estas tengan impacto negativo en el aprendizaje del sueco. O más bien en la lengua en si, por como está formulado (”på svenska språket”). No está claro si se trata de un riesgo de dañar el aprendizaje, o de empeorar el sueco que ya sabe. Pero eso no es lo único complicado de entender. Todo aquel que le interese la ciencia lingüística que se ha desarrollado en cuanto a bilingüismo el último siglo sabe que ya en los años setenta se constató que era algo positivo, y que tener una lengua materna fuerte facilita el aprendizaje de un segundo idioma. Antes habían habido ideas de que podía ser al revés, pero el Gobierno de aquel entonces, que hacía caso a la ciencia, no solo instauro las clases de lengua materna en toda Suecia y como un derecho del ciudadano bilingüe, si no también impulso lo que fue a llamarse ”escuelas en lengua materna” (hemspråksklasser). Era una forma de cursar primaria siguiendo el curriculum sueco, pero dado en tu lengua materna. Por cada año que pasaba, más clases iban siendo en sueco. Era un sistema que dio buen resultado, pero que está prácticamente desaparecido.

Y si tu lengua materna es tu segundo idioma, como ocurre con mis hijos que tienen sueco y castellano como lenguas maternas, pero viven en Suecia, tampoco hay ni ciencia ni experiencias que indiquen que mejorando su castellano de alguna manera empeoraría su sueco. Si este fuera el caso, seguramente tampoco iban a darles inglés o el tercer idioma que todos tienen que elegir en el cole a finales de primaria. Dos asignaturas que además dan varias horas a la semana.

Si sigo esforzándome para tratar de entender la propuesta del acuerdo de Tidö, puedo darle la vuelta a la pregunta inicial. En vez de ver qué hay que con solo una hora semanal puede fastidiar la integración, ver qué actividades hay que puedan ofrecer los coles o los municipios una hora a la semana para mejorar la integración. No es mala idea proponerse algo así. Podría ser, por ejemplo, el ofrecer una hora semanal de empleo con salario a todos los niños de familias migrantes, compensar que en general tienen menos contactos laborales dado el menor tiempo en el país y la discriminación que existe en el mercado laboral. Solo como un ejemplo. Se puede ser muy creativo con esa hora semanal, y como podría aprovecharse en términos de integración. Seguro que se puede usar para muchas cosas que ayuden a niños y jóvenes a sentirse más conectados y deseados en la sociedad sueca, o aumentar sus posibilidades de llegar a lo que aspiran con sus futuras carreras. Pero seguimos con la pregunta de fondo: esa hora, ¿por qué hay que cambiarla por la clase de lengua materna?

No hay más lógica que una lógica simbólica, en la propuesta del acuerdo de Tidö de evaluar las clases de lengua materna. Es lo que hace que la gracia que pueda hacer se atragante y haga del tema uno más bien triste: la propuesta de evaluar el daño que puede hacer la lengua materna, simboliza el daño que quieren hacer a nuestras lenguas y nuestras raíces. La objeción a nivel gubernamental a nuestras vidas, nuestras familias y las historias que las han marcado. Es una objeción contra nuestra complejidad como seres humanos y contra la sociedad que constituimos.

En tal ambiente de objeción, nosotros resistimos. No solo resistimos, si no nos animamos y nos engrandecemos. Con paz y contundencia hablaremos nuestras lenguas más y seremos más todo lo que somos. Vamos a agarrar lo que nos quieren quitar, sobre todo nuestra lengua. Contra más tiren de lo nuestro, más fuerte lo sujetaremos. Y más lo cuidaremos: nuestras herencias, nuestras raíces – que sin duda de ninguna manera nos impiden el cuidado y el aprecio de lo que tenemos y nos es dado cada día también en el presente. Lo nuestro tiene que ser el apacentar y con manos suaves quitarnos las manos agresivas de encima. Con contundencia serena y hasta compasiva decir: ”Veo lo que estás haciendo, pero no está bien. Vete a casa a dormir una siestecita. Piénsate que quieres hacer de tu vida. Y tira el acuerdo de Tidö a la basura. Yo, por mi parte, voy a disfrutar de mi vida. De todo lo que sé, todo lo que tengo y todo lo que soy.”

Carlos Rojas • 2023-01-17
Carlos Rojas är sociolog och doktorand på Stockholms universitet, där han forskar på hur det som händer i samhället påverkar det som händer i skolan.